La Unión Europea ha aprobado un nuevo reglamento sobre indicaciones geográficas de productos artesanales que pone en manos de los autónomos artesanos una herramienta para proteger su obra y reconocer su calidad frente a falsificaciones.

La reciente aprobación por parte del Consejo de Europa de un reglamento sobre protección de las indicaciones geográficas de productos artesanales marca un hito significativo para los autónomos y emprendedores artesanos españoles y también europeos. Pues representa un paso adelante en la defensa de la autenticidad y la calidad de los productos hechos a mano, brindándoles un marco legal más sólido, y equiparando sus derechos de protección a los que gozan desde hace décadas los alimentos con denominación de origen.

De manera que, si todo el mundo valora el queso de Cabrales, los espárragos navarros o los vinos de la Ribera del Duero, pronto va a pasar lo mismo con el vidrio soplado de la Granja de San Ildefonso, las espadas y el damasquinado de Toledo o la cestería de Mallorca. Gracias a la entrada en vigor de estas Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), que establecen una defensa directamente aplicable en toda la Unión Europea para una amplia gama de productos; incluyendo joyas, productos textiles, cristal, porcelana y muchos otros.

 

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