El insospechado viaje de vuelta que hace una camiseta cuando la compras por internet y no te la quedas

Las devoluciones no solo son un auténtico quebradero de cabeza para las tiendas online, sino que suponen un alto coste monetario y medioambiental

Isabel quiere comprar una camiseta bonita. Ficha varias en la web de una marca española sin tienda física en su ciudad. No está segura con la talla —a veces lleva la S, a veces la M— y pide las dos porque total: ya devolverá la que no le sirva. La tienda está obligada a aceptar devoluciones y las hace gratuitas para no desincentivar la compra. Isabel no lo sabe, pero al devolver una de esas dos camisetas creará un problema a la marca, que asumirá los gastos de vuelta y estrechará su margen de beneficio. Si es que no le sale más rentable regalar o deshacerse de la prenda, que también es una opción.

«Si una tienda online quiere sobrevivir, las devoluciones tienen que ser cero», sostiene Carlos Zubialde, experto en logística y autor de la revista especializada Información Logística. «Hace cinco años no era así. Las empresas crearon una demanda artificial al intentar replicar la experiencia de la tienda física: llévate cinco prendas y no te preocupes, que si no te convencen las devuelves. ¿Qué ocurrió? Que en mercados como Alemania la gente pedía una media de cinco productos y devolvía tres. Han creado un monstruo que ahora es ingobernable e insostenible, hasta el punto de que Zalando ya cobra las devoluciones y Amazon te pone en una lista negra si haces más de lo normal».

Las devoluciones son un auténtico quebradero de cabeza para las tiendas de internet. El porcentaje de productos que se devuelve aumenta año a año. Distintos informes sitúan la media actual entre el 25% y el 30%, aunque en moda y en campañas concretas como el Black Friday y Navidad puede ser superior (y además el COVID ha acelerado la tendencia). Aun así, estos datos varían por país.

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