La tienda tras el confinamiento: cuando menos es más y está al servicio de la Red

El coronavirus ha disparado el consumo online de moda y las empresas aceleran la transformación de sus redes de tiendas con duros ajustes. El punto de venta cambia de uso para convertirse en una extensión del canal digital.

 

Hace seis meses que todo cambió para siempre. En abril, medio mundo estaba encerrado en sus casas, las tiendas cerraron y las calles de todo el planeta se vaciaron por primera vez. Ha pasado medio año desde el golpe y el mundo pospandemia apenas ha comenzado a dibujarse. El mundo ha cambiado, y la moda ha cambiado con él.

En este Insight, patrocinado por KPMG, Modaes.es repasa cómo se está transformando cada eslabón de la cadena de valor del sector: del aprovisionamiento al consumidor, de la tienda a la financiación, contando con las opiniones de las personas que han vivido esta crisis al timón de un grupo de distribución.

El boom del online transforma el papel de la tienda física. Con los establecimientos cerrados y las calles desiertas, el confinamiento ha empujado a la población al ecommerce, incluso a aquellas personas que nunca antes habían comprado en la Red. Si un canal se dispara, ¿qué pasa con el otro? Las tiendas físicas se transforman tras el confinamiento: menos, más rentables y, sobre todo, al servicio de Internet.

Si existe un ganador del confinamiento, ese es el comercio electrónico: en mayo, en España había un 33,5% más de compradores de moda online que en enero, frente a un 74,9% menos de compradores físicos. Igual que el consumo de series a través de plataformas como Netflix o de juegos electrónicos se ha disparado, también lo han hecho las ventas online. El resultado es que en el mix de ventas de moda en España, el canal online ha superado al físico (aunque sólo un mes) y varios operadores digitales se han posicionado en el top ten de la distribución.

Si a cierre de 2019 la cuota de mercado del canal online se situó en el 9,3%, frente al 7,4% de 2018, según el Informe de la moda online en España 2020, este porcentaje se había elevado al 17% en julio, según datos de Kantar, justo antes de las vacaciones de verano y de que la segunda ola comenzase a planear sobre la población española.

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