Realizar compras debería ser algo sencillo, fácil y agradable, independientemente de si hablamos de tiendas físicas o digitales. A ojos del cliente, el comercio o la marca son una entidad única, sin importar el canal de ventas que se elija. Precisamente por ello, los clientes esperan que sus transacciones con el comercio se produzcan de forma fluida, ya sea en tienda física o digital, disfrutando de la misma comodidad elija el canal que se elija.

Los principales inconvenientes que los clientes suelen experimentar al comprar en tiendas físicas son las largas colas en caja, la falta de stock, la dificultad a la hora de dar con el producto que se busca, falta de ayuda y la ausencia o escasez de información sobre los productos.

Estas molestias nunca afectan a los clientes que compran a través de Internet, ya que no tienen que enfrentarse a colas; los motores de búsqueda les facilitan la labor a la hora de dar con los productos que buscan; siempre cuentan con todos los detalles sobre el producto y pueden solicitar ayuda con solo abrir una ventana de chat. Estas ventajas de lo digital no han hecho sino elevar las expectativas de los clientes para todos los canales de venta de los comercios.

El crecimiento al que hemos asistido en el mundo de las ventas digitales a lo largo del último año puede eclipsar la importancia de las tiendas físicas. Sin embargo, resulta vital que estas ventajas de lo digital pasen a ser parte consustancial de los comercios físicos para que los clientes puedan disfrutar de una experiencia homogénea en todos los canales de venta del comercio. Estudios realizados en el sector han demostrado que los clientes buscan experiencias personalizadas cuando van de compras a tiendas físicas, a un nivel equiparable al que disfrutan en sus compras en la red. Esto incluye el reconocimiento por su fidelidad como cliente, ofertas y promociones contextualizadas u otras ventajas personalizadas.

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